Lavagna cree "más que nunca" que su rival será el Presidente
Dijo que la economía "está derrapando" y que Kirchner se verá forzado a competir
En el camino a su primera experiencia electoral, Roberto Lavagna quemó una etapa: ya no se presenta sólo como "una alternativa" para corregir los desvíos del modelo del que participó hasta su salida del gobierno de Néstor Kirchner. Su discurso se ha poblado de diagnósticos pesimistas sobre la salud de la economía y hasta de advertencias que rozan la denuncia.
"Estamos derrapando. El deterioro de la economía y la política es mayor de lo que yo podía imaginar hace un año", dijo ayer en su oficina durante una charla con un grupo reducido de medios, entre ellos LA NACION. Destacó "la incapacidad del Gobierno para frenar la inflación", sostuvo que "se interrumpió el proceso de redistribución del ingreso" y enfatizó que, con la reforma jubilatoria, "ahora corren riesgo los fondos previsionales".
Y, en su papel de candidato presidencial, hizo pública una predicción: "Más que nunca creo que Kirchner va a competir por la reelección. El humor social lo está llevando a tener que ser él quien defienda al oficialismo".
No ofreció datos, pero descree de la postulación de Cristina Kirchner, que en el Gobierno dan como un hecho. Explicó así su pálpito: "Las ausencias del Presidente las conozco bien. Son síntomas de problemas". Se refería, en particular, a la reacción de Kirchner tras su falta al acto de ex combatientes de Malvinas y a su actitud inicial tras la muerte en una protesta del docente neuquino Carlos Fuentealba.
Lavagna trata de evitar los tics de un político en campaña. Por eso, afirmó, no hace actos tradicionales, rechaza hablar de futuras alianzas electorales y se niega a involucrarse en las elecciones porteñas, a las que califica como "una discusión local". Incluso minimizó la posibilidad de negociar con Mauricio Macri y negó que una alianza así entre dirigentes pudiera tener impacto real.
"El Gobierno trabaja para que no haya polarización en octubre." Sonó a una referencia elíptica al lanzamiento nacional de la coalición cívica de Elisa Carrió, que incluye el apoyo a Jorge Telerman en su capítulo porteño.
"¿Hasta cuándo dura?"
De aquí a las elecciones, el objetivo de Lavagna será lograr que su mensaje "llegue a la gente". Su argumento central incluye el diagnóstico sobre "el serio deterioro" de la economía.
"La pregunta entre los empresarios ahora es: ¿hasta cuándo dura? Es preocupante; ellos deciden la inversión", indicó. Y enumeró: "El final de 2006 fue mucho menos bueno que el de 2005 [su último año como ministro de Economía]. Y 2007 va a ser menos bueno todavía. La foto todavía es buena, pero la dinámica muestra otra cosa".
Según él, la inflación real es del 15 por ciento. Destacó que el crecimiento de 2006 bajó un punto y también cayeron el superávit y la inversión. "Lo que único que creció es el gasto y volvimos a endeudarnos. Todo impacta en la inflación y no se aplican medidas serias para frenarla. Para colmo, con la ofensiva contra el Indec el país está perdiendo su aparato estadístico."
Focalizó sus críticas sobre Kirchner: "No habla de la inflación. En el verano dio una respuesta como las que daba Martínez de Hoz. Dijo que las playas estaban llenas. Eso significa un millón de familias, nada más. Es un síntoma de que no se entienden las cosas".
El dinero de los jubilados
La reforma previsional, que autorizó el pase de afiliados de las AFJP al sistema estatal de reparto, ofreció otro argumento a Lavagna. Aunque él apoyó la libre elección, cuestiona que el Gobierno pueda disponer de los fondos jubilatorios.
"Es una mentira lo que dijo Kirchner acerca de que el Estado nunca falló a los jubilados -señaló-. El sistema de reparto quebró en el pasado. No hay seguridad para esos fondos si no se hace lo que nosotros propusimos, que es crear una cuenta intangible con los fondos previsionales. Si no, ¿quién garantiza que el Gobierno no los va a usar para otra cosa?"
Lavagna consideró que el deterioro en la economía se sentirá más después de las elecciones. Dijo que espera ganar para corregir el rumbo: "Espero que no tengamos como en el 95 cuatro años de agonía de un gobierno reelegido". Incluso refutó la alegría oficialista por el récord de reservas: "A Cavallo en 2001 se le fueron 20.000 millones de dólares en unos meses".
En su apuesta personal, el ex ministro indicó que seguirá recorriendo el país con sus aliados del peronismo y de la UCR (esta semana irá a Mendoza), que al menos hasta ahora no piensa en Macri ("no perdamos tiempo; no hay nada") y que sólo en julio elegirá a su compañero ("o compañera") de fórmula. Casi seguro será radical.
Se mantendrá fiel también a una premisa: "No voy a gastar un centavo en encuestas".
Por Martín Rodríguez Yebra
De la Redacción de LA NACION
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