Duhalde saca a la luz las intimidades de la crisis
Apenas se fue de su despacho en la Casa Rosada, hace casi ya cuatro años, Eduardo Duhalde confesó su deseo de un día escribir un libro sobre su paso por el poder. Hoy, el ex presidente protagonizará otro de sus regresos y presentará Memorias del incendio , donde relata anécdotas y sensaciones sobre sus primeros 120 días de gestión.
Después de un largo período de bajo perfil, Duhalde volverá hoy a estar frente a los flashes, en un lujoso hotel porteño. Pero no es una vuelta política: Duhalde tiene decidido mantenerse distante al menos en público de la pelea electoral de este año.
Este libro, que empezó a escribir hace más de un año, es el primero. Quiere escribir para completar sus relatos sobre el resto de su mandato y sobre su salida anticipada del poder.
"Muchas cosas pasaron por mi cabeza. Me ofrecían la presidencia y no se movían en mí aquellas pasiones y ambiciones de años anteriores. Ahora me encontraba ante la más alta magistratura, pero no llevado allí por el pueblo, sino por mis pares y porque ningún otro tenía las condiciones o quería cargarse a las espaldas un país agónico", cuenta Duhalde, al recordar el momento en que se enteró de la renuncia de Adolfo Rodríguez Saá.
Por primera vez, Duhalde admite el error cometido durante su mandato apenas asumió: "Comencé la presidencia con el pie izquierdo. Cometí un error serio que puso en jaque desde el inicio mi credibilidad. Había afirmado en el mensaje a la Asamblea Legislativa: «El que depositó dólares recibirá dólares»".
Además, describe los momentos de la Argentina de fines de 2001 y todos los detalles de esas horas en las que Ramón Puerta intentaba que Rodríguez Saá no renunciara y éste le proponía que tenía media hora para armar un nuevo gobierno o darle el manejo a la Corte Suprema.
Alusiones indirectas
No hace críticas directas a su sucesor, Néstor Kirchner, pero deja en claro que hasta Alberto Fernández (hoy jefe de Gabinete) lo elogió cuando dijo que él había dejado "un país ordenado, sin crisis social y sin violencia". Recuerda también todos los funcionarios duhaldistas que siguieron con Kirchner.
Asegura que es falso que él les hubiera ofrecido a Kirchner y a José Manuel de la Sota la Jefatura de Gabinete. "Ante el riesgo cierto de la anarquía usamos el diálogo. Salimos de la peor crisis sin figuras milagrosas ni salvadores de la patria. Lo hicimos entre todos", relata Duhalde.
"La primera noche que Chiche se quedó a dormir en Olivos yo terminé de comer con legisladores y la encontré trabajando sola en el chalet presidencial. Era la una de la mañana del 13 de enero", cuenta más adelante. En ese momento su esposa preparaba un proyecto de emergencia alimentaria que involucraba 350 millones de pesos. "Los tenemos ¿no?", le dijo Hilda Duhalde. "Espero", fue la respuesta. "La tomé del hombro y me reí. Todavía me quedaba humor."
Hay un capítulo dedicado a los lobbies para que no se dispusiera la pesificación: "Me llegan pedidos de reunión de algunos banqueros y empresarios que pretendían que no se tocara el tipo de cambio o que se dolarizara". Después dice que la Asociación de Bancos de la Argentina (ABA) expresaba el pensamiento más ortodoxo y que "los economistas más conocidos eran empleados de esos bancos".
El día después de que Jorge Remes Lenicov asumió en el Palacio de Hacienda, un hombre de Domingo Cavallo le acercó una carpeta con datos reales de la economía. "Las cosas están peor de lo que pensábamos", le dijo Remes Lenicov.
Pese a que va a contar más cosas en su próximo libro, Duhalde relata las "horas difíciles" de la crisis, momento en el que no dormía, de muchas reuniones y donde muchos "gobernadores y líderes parlamentarios eran operados por personeros del establishment local".
El libro está dedicado a su esposa y a "los trabajadores, productores, empresarios, excluidos, víctimas de la mediocridad, la desidia y la inmoralidad dirigencial".
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