Lula viene al país en otra señal de sintonía con Kirchner
Desde hace dos años hay una definición casi unánime en los despachos del Gobierno: el brasileño Luiz Inacio Lula da Silva es el presidente que tiene mejor relación personal con Néstor Kirchner.
Las próximas dos semanas servirán como prueba de esa sintonía política, primero con una reunión bilateral agendada durante la Cumbre Energética Sudamericana, el martes en Venezuela, y después con una visita de Lula a Buenos Aires que empezará el jueves 26 y terminará el día siguiente.
El viaje del presidente brasileño, que incluirá una escala en Chile, fue confirmado ayer por Itamaraty (la cancillería de ese país). Se aclaró que de esa manera Lula responde a "una invitación de Kirchner" para reunirse con el fin de examinar "las principales iniciativas en curso para profundizar la integración política, económica y social entre los dos países".
Esa invitación la había cursado el presidente argentino en enero, durante la Cumbre del Mercosur organizada en Río de Janeiro. El objetivo central -según se había dicho en aquel momento- consistía en avanzar en los proyectos de unión energética, en especial el megagasoducto con el que la Argentina, Brasil, Venezuela y Bolivia aspiran a unir América del Sur de punta a punta.
Justamente ése será uno de los puntos centrales de la cita regional que empieza el lunes por la noche en la isla Margarita, con el venezolano Hugo Chávez como anfitrión.
Llamado a la inversión
Todos los presidentes sudamericanos -salvo el uruguayo Tabaré Vázquez- confirmaron a Chávez su presencia en una reunión pensado como el lanzamiento de un plan para "promover la autonomía energética" de la región, según sintetizaron fuentes del gobierno argentino.
Cerca de los presidentes estarán los ejecutivos de muchas de las principales petroleras del mundo y se espera una fuerte convocatoria a invertir. La presencia de Lula en la isla caribeña -confirmada ayer de manera oficial- terminó de potenciar la cumbre. El líder brasileño se había reunido el mes último dos veces con el presidente de los Estados Unidos, George W. Bush, para discutir una alianza energética basada en el desarrollo de biocombustibles, como alternativa de futuro.
Ese plan irrita a Chávez, a quien Washington ansía debilitar reduciendo la incidencia del petróleo venezolano en la economía continental. "Quieren dividirnos", dijo el líder bolivariano.
Pero Lula ejerce de equilibrista. Y, sin pelearse con los Estados Unidos, dejó en claro que está comprometido con la integración energética sudamericana. Que, en la práctica, él mismo empezó a fogonear cuando impulsó la creación de la Comunidad Sudamericana de Naciones. Kirchner nunca se mostró entusiasmado con esa creación y hasta ahora nunca había ido a sus reuniones.
En el gobierno argentino -tan ligado al de Chávez en los últimos meses- le reconocen a Lula una "actitud coherente". Y aseguran que las reuniones con Bush no cambiaron en nada el concepto de Kirchner sobre la relación con Brasil.
Después de dos años de permanentes conflictos comerciales que derivaban en tensión política, Kirchner y Lula sellaron una alianza en enero de 2005, en Brasilia, a partir de la cual se propusieron dar un impulso nuevo al Mercosur, con mayor énfasis en los proyectos energéticos y de integración física. Se terminaron los celos, al menos en público.
Los dos se mostraron unidos especialmente cuando tuvieron que enfrentar decisiones delicadas para la región, como las nacionalizaciones dispuestas en Bolivia por Evo Morales, o ante algunas extravagancias de Chávez.
Tanto en la isla Margarita como en Buenos Aires, Lula y Kirchner analizarán el estado de los recursos de petróleo, gas y biocombustibles (como el etanol), con la integración y la autonomía energética como meta, según fuentes brasileñas.
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