Los nuevos fenómenos de la política argentina
Democaretismo, pornopolítica, markética y microfascismo son sólo algunos de los términos que describe en su trabajo “El presente absoluto”. ¿Ya pasó el temporal o estamos en el ojo del tornado?
A partir del rescate de sus trabajos editados en medios gráficos y digitales ente 2001 y 2006, el filósofo argentino Tomas Abraham se pregunta si la aparente tranquilidad de hoy no es otra cosa que el maquillaje de una nueva crisis en gestación o, simplemente, el mismo conflicto de siempre en un período de reposo.
“En estos cinco años han sucedido muchas cosas. Seis o siete presidentes. Cuando la vorágine no se detiene y hay un momento de calma, no se sabe si ya pasó el temporal o si sencillamente estamos en el ojo del tornado”, especula en su último libro “El presente absoluto. Periodismo, Política y Filosofía en la Argentina del Tercer Milenio”.
Para Abraham, los trabajos recopilados “muestran cómo un filósofo de vocación, profesión y afición intenta comprende nuestra realidad como don Quijote los libros de caballería”.
“El presente absoluto” (Sudamericana) incluye un Mapa Conceptual de la política argentina, compuesto por una serie de palabras jamás invitadas al discurso tradicional del análisis político. Angostura, fisura, morosidad, ligereza, contraopinión, crepúsculo, binarismo, microfascismo, pornopolítica y markética son sólo algunos de los términos analizados por Abraham.
Uno de los fenómenos que destaca en este Mapa Conceptual es el denominado “democaretismo”. Según explica, surge de “la bisagra entre los ideales democráticos y la hipocresía”. La primera se remonta a 1984 cuando “una multitud inesperada de personalidades públicas se autodesignaran demócratas”, después de un variado tránsito por los años de la dictadura.
La segunda etapa corresponde a la administración Menem cuando, “una vez derribado el Muro de Berlín y el comunismo estatal desmembrado, personajes notorios descubrieron que siempre habían tenido un espíritu liberal y tolerante, sólo impedido de ser por la disidencia subversiva”.
“La tercera – agrega Abraham – es la que se vive hoy, en que los derechos humanos y las denuncias del régimen de hace treinta años incorporan personalidades regentes que nunca las habían denunciado y, en ciertos casos, hasta se mostraron indiferentes en los años de violencia generalizada”.
Para terminar, el filósofo sintetiza que el democaretismo “no es un fenómeno derivado del pensamiento políticamente correcto, es una muestra de blanda cobardía y conveniencia”.
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