El Parlamento ucranio, dominado por los prorrusos, rechaza la disolución ordenada por el presidente Yúshenko
El Parlamento o Rada Suprema de Ucrania ha rechazado esta noche la orden del presidente del país, Víktor Yúshenko, de disolver la Cámara y convocar elecciones anticipadas para el próximo 27 de mayo. El enfrentamiento entre el presidente, prooccidental, y el Gobierno prorruso, que goza de mayoría en el Parlamento, ha llegado a un punto irreconciliable. La coalición gubernamental ha tildado la orden de Yúshenko de "intento de golpe de estado". Por su parte, el presidente del país había justificado su decisión acusando al Gobierno de intentar hacerse con la mayoría del Parlamento por métodos ilegales e inconstitucionales.
Yúshenko ha anunciado la disolución de la Rada Suprema o Parlamento en un mensaje a la nación, transmitido por la televisión y la radio de Ucrania. "El cumplimiento del decreto (sobre la disolución del Parlamento) es obligatorio en todo el territorio nacional", ha declarado Yúshenko. El presidente ha subrayado que "quienes intenten alterar el orden, serán castigados" y ha ordenado a Seguridad, Interior y Defensa "garantizar el orden público y la seguridad de los ciudadanos". "Avanzamos por un camino complicado, pero democrático", ha resaltado.
El presidente ucranio acusa a Yanukóvich de intentar usurpar el poder recurriendo a métodos ilegales para ampliar su mayoría en la Cámara y de aprobar leyes anticonstitucionales. El ministro de Defensa, Anatoly Grytsenko, ya ha dicho que obedecerá al presidente del país Víktor Yúshenko que, según la Constitución, ostenta el cargo de comandante jefe del Ejército ucranio. "Las fuerzas armadas ucranias ejecutarán las órdenes de su comandante jefe", ha declarado Grytsenko, uno de los pocos ministros prooccidentales que forma parte del gobierno de clara vocación prorrusa.
Dudas sobre la legalidad de la orden
En la Rada se han congregado en sesión extraordinaria al menos 255 de los 450 diputados, entre ellos los líderes de la coalición gobernante, como el primer ministro, Víktor Yanukóvich, y el presidente del Legislativo, según las agencias ucranias. Nada más conocerse la decisión de Yúshenko, los diputados han aprobado por unanimidad una ley, según la cual los legisladores "no deben acatar el decreto del presidente", sino sólo cumplir las resoluciones del Gobierno (formado por ellos) y de la propia Rada, en la que tienen mayoría.
El Parlamento ha prohibido a los medios de comunicación difundir el decreto presidencial y ha alertado a los organismos estatales y locales sobre la responsabilidad de "impartir y acatar órdenes ilegales". También ha aprobado con 262 votos a favor pedir a la Corte Constitucional de Ucrania que se pronuncie sobre la legalidad de la orden del presidente. La Corte debería tener listo el informe antes de cinco días, informa la agencia Interfax que también ha señalado que la petición aún no se ha redactado. Diputados de la coalición prorrusa han decidido pasar la noche en el Parlamento, según la misma fuente.
El Gobierno se reúne con urgencia
El domingo, los ex aliados de Yúshenko en la llamada Revolución Naranja se manifestaron en Kiev para reclamar la disolución del Parlamento. La última disputa entre Yúshenko, pro-occidental, y Yanukóvich, pro-ruso, se produjo después de que once diputados aliados del presidente abandonaran la coalición que encabeza Yanukóvich el mes pasado, violando una nueva ley que obliga a los diputados a permanecer en el partido al que pertenecían cuando se celebraron las elecciones.
El Gobierno de Yanukóvich se dispone a reunirse hoy con carácter extraordinario y su ministro de Justicia, Alexandr Lavrinóvich, ya ha adelantado que el presidente "ha rebasado las normas de la Constitución y violado toda una serie de artículos de la Carta Magna". "La fuente de inestabilidad es hoy el presidente de Ucrania", ha sentenciado.
Una vez más, los destinos de Ucrania se decidirán en las calles, pues, al igual que en diciembre de 2004, en Kiev aparecen como hongos las carpas bajo las banderas naranjas de los partidarios de Yúschenko y las azules de los seguidores de Yanukóvich.
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