La mano de De Vido en las obras viajes
Es otro de los pingüinos que vino del frío patagónico para aclimatarse al calor político del poder. Y al poder que da el dinero. Sobre todo si es público. Suyo, mío, de todos. Pero Claudio Uberti, director ejecutivo del Organo de Control de Concesiones Viales (OCCOVI) y ladero fiel del súperministro Julio De Vido, maneja a discreción fondos estatales. Muchos. El año pasado, el Presupuesto Nacional le asignó $ 239 millones. El jefe de Gabinete, Alberto Fernández, lo estimuló con $ 300 millones más. Y el Presupuesto 2007 le otorgó 364 millones. Más el acceso a los archiconocidos fondos fiduciarios que nadie controla.
Por suerte está Uberti, que tiene experiencia en el manejo de plata. Tiene suculentas deudas con varias entidades financieras y el Banco Patagonia, al que le adeuda $ 23.700, lo declaró insolvente. Por suerte, en estas menudencias personales no se detienen los principales organismos de control estatal. Tanto la SIGEN como la AGN vienen cuestionando con dureza la forma en que se desenvuelve el OCCOVI, hacia dentro y hacia fuera (ver recuadro).
Uberti cumplirá 50 años el 3 de diciembre. Y mientras prepara tan magno festejo, continúa con otro tipo de fiesta. PERFIL descubrió que el OCCOVI arma licitaciones en las que establece cláusulas que direccionan el proceso.
Hay nueve corredores viales concesionados bajo la órbita del Estado nacional. Son casi 10 mil kilómetros de rutas que explotan empresas privadas. El OCCOVI de Uberti es quien debe garantizar que esas empresas cumplan con sus obligaciones y compromisos de inversión.
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